Brightworks School, una escola extraordinària

Article originalment publicat a Kireei blog el 12 de novembre de 2013: Brightworks, una escuela extraordinaria.





Imaginad una escuela donde no hay aulas. En la que los alumnos no están separados por edades. Una escuela en la que los niños aprenden construyendo y creando con sus manos, a partir de sus propias ideas, investigando en el mundo real y utilizando herramientas de verdad.
Eso es exactamente la Brightworks School, una escuela alternativa de San Francisco que acoge a un pequeño grupo de alumnos de entre 6 y 13 años en una gran nave acondicionada con la ayuda de los propios niños. Los mayores acometen sofisticados proyectos, los pequeños juegan y todos aprenden unos de otros. No hay exámenes ni tests, la evaluación se hace a través de portafolios.



El fundador de la Brightworks, Gerver Tulley, ha aplicado en esta escuela lo que aprendió previamente en la Tinkering School, una escuela de verano en la que los niños se dedican a construir objetos imaginados por ellos mismos. Tulley cree en la necesidad que tienen los niños de experimentar por ellos mismos, de crear cosas con sus propias manos, de comprobar que lo que imagina puede hacerse realidad, de hacer actividades “peligrosas” (siempre con las medidas de seguridad pertinentes), de equivocarse y volver a intentarlo.



La dinámica de trabajo en la escuela se basa en lo que denominan “el arco”, una estructura que facilita a los estudiantes explorar sus ideas y perseguir sus intereses. Cada arco tiene como premisa un tema central, que puede ser explorado desde múltiples perspectivas. Por ejemplo, el tema puede ser el viento, y eso puede llevar al campo de la meterología, la náutica, la aeronáutica, el arte, la literatura, la mitología...




Los estudiantes abordan el tema en tres fases: exploración, expresión y exposición.
En la fase de exploración se proporciona a los alumnos experiencias que les abran diferentes puntos de vista y sensaciones nuevas sobre el tema central: juegos, experimentos, visitas de expertos, audiciones, videos, libros, museos...
En la fase de expresión los alumnos deciden su proyecto, lo presentan a la comunidad y solicitan los materiales, herramientas y ayudas (quizá de algún experto) que necesitan. Hay un plazo y un compromiso. En todo el proceso, los alumnos cuentan con los colaboradores de la escuela (adultos preparados para acompañarlos en su proceso creativo), y también con la familia, algunos voluntarios y personal de apoyo.
Una vez alcanzada la fecha límite, los alumnos hacen una exposición pública de su trabajo. Entregan su portafolio, explican su proyecto, exponen el resultado, aceptan críticas de la audiencia y, en cualquier caso, el éxito es la creación, los errores se aceptan y son fuente de aprendizaje también.

Un arco dura entre unas semanas y dos meses. Un curso escolar se compone de varios arcos sucesivos, intercalados con excursiones, proyectos espontáneos y mucho juego.




Todas las imágenes son del blog de Brightworks.

Visitadlo y disfrutad conociendo su día a día, es realmente increíble. Y no os perdáis este video:

Brightworks School in San Francisco, CA

Entrades populars d'aquest blog

A la recerca de l’objectiu perdut

Aprendre o aprovar

Sobre l'aprenentatge