Nadie se daba cuenta de que, al ahorrar tiempo, en realidad ahorraba otra cosa. Nadie quería darse cuenta de que su vida se volvía cada vez más pobre, más monótona y más fría. Los que lo sentían con claridad eran los niños, pues para ellos nadie tenía tiempo.
Pero el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón. Y cuando más ahorraba de esto la gente, menos tenía.
Michael Ende, en “Momo”